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miércoles, marzo 14, 2007

El tamaño importa

Ya que rompo las estadísticas porque no me gustan uniforme, ¿no? No, los confundo. Debo reconocer que el tamaño importa.
(Censuro la foto para que no me censuren el blog. Foto hecha en un museo. Aclaración por el insistente pensamiento de Jose -ya te he puesto en el blog- de "¿seguro que de tu universidad, Paris X, la X es por el número romano?")
Volvemos: ¿Quién con 14 años no ha jugado al duro? Cuidando a mis lectores del otro lado del charco explicaré que un duro era una moneda de 5 pesetas. Hay diversas maneras de jugar al duro, mi ludopatía consistía en un círculo formado por chupitos. Un chupito en el centro. Se tiraba la moneda- generalmente un duro de los antiguos-, por el lado exterior del círculo con la intención de que tras un bote se colase en alguno de los chupitos rebosantes de calimocho. Las variedades eran muchas, si colabas en uno de los que formaban el círculo te lo bebías, si colabas en el del centro podías hacer lo que quisieras con los chupitos, bebertelos todos, repartirlos, mandarselos todos a uno… digo que las variedades eran muchas, no las voy a especificar todas. Pues bien, todo esto viene por lo absurdo y ridículo que nos parecía un chupito de cerveza. ¡¡esa cosa amarilla pestosa que parece pipí de burro!! ¿en chupito? ¿para que está La Lola de La Caña removiendo el vino para que los mosquitos allí ahogados se repartiesen equitativamente en todas las jarras? Vino de la caña, ¿por qué todos los días la garrafa estaba medio vacía? ¿Era vino? ¿Era tang? Da igual, 350 la jarra. Total que sólo se bebía cerveza cuando quedaban veinte duros en el bolsillo, ¡lo justo para un quinto! Son muy pocos los que jugaban al duro con cerveza. El vino tenía su encanto, con sus elementos especialidad de la casa, el que se cayese la moneda al suelo, y volviese a remojarse en un vaso no importaba para beberlo. Da asco contado así pero a ninguno nos dio nada raro por eso. Para los que no lo sepais, posiblemente La Caña sea el bar más marrano de Lorca.
Pues bien todo esto viene por la rapidez en beber una cerveza, ¿ya está? El vaso debe de estar pinchado – no recordemos mi incidente con el agua de valencia -. Tuve la sensación de estar en La Chupitería. ¿Eso es todo? Una cerveza, 15ml, menos de la mitad de un bote, la mitad de una caña. Todos sabemos que tengo la mano grande, a parte, comparad la botella con mi mano. ¡Una desilusión!

1 comentario:

Natán dijo...

Noo, habría que comprarse unas 15 de esas para cada uno...

Natán