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lunes, septiembre 17, 2007

Mi vecina la torero


¡Por fin llegó la vuelta al cole! Sólo se oyen a los niños por las tardes, ya uno puede ver una película sin necesidad de tener el volúmen a 50. Un rato las voces infantiles pueden ser agradables, durante una hora: insoportables. Pero lo peor no son los gritos de la calle, los balones, las peleas y los "ya no te ajunto". No, lo peor es el patio de luces.
El otro día, mi vecina -a quien no conozco- me impactó con una de sus amenazas a su hijo. Redobles... tachán: "¡Como no te bajes de la lavadora voy p'allá y te arranco las orejas!" Olé, y que por favor, el público agite sus pañuelos pidiendo la lengua de la susodicha.

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