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lunes, octubre 15, 2007

Mi primera corrida

¡De toros!

Un día de éstos apareceré con peineta, caracolillo en la frente y castañuelas entre los dedos.

Una de las cosas buenas de salir fuera es descubrir cómo la gente sigue creyendo en los grandes topicazos. Conocí a gente francesa apasionada de España que sabían de toros muuuuuucho más que yo. Aprovechando la feria pedí que me llevasen a una corrida, no pretendo convertirme en experta ni en la más ferviente admiradora pero sí tener algo que contar cuando las prohiban.

Lo mejor de los toros: la carne. La carne de toro gastronómicamente hablando y esas carnes de los toreros. Viví algo para mí insólito: un torero en vaqueros. El toro tuvo la delicadeza de rajar con su pitón la tela del pantalón del torero por el lado en el que se había desviado el paquete (sin sangre). El torero, sorprendido como si no supiese lo que tiene entre las piernas, se agarra lo que le cuelga, lo levanta un poco y se lo mira. ¿Solución? Taparse con la muleta como si fuese un biombo, salir del albero y ponerse unos pantaloncitos.

Pantalón pirata, de lycra, talle alto... ¿su señora se quedó en bragas?

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