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lunes, febrero 04, 2008

Colérica en el cine

Jueves 31 de enero de 2008. 22:30. Murcia.
Era la primera vez que iba al cine en este año. La idea no surgió de mi pero acepté gustosa. La película era El amor en los tiempos del cólera, con un Bardem al que cada día amo más y un deseo casi incontrolable de volver a leer aquella novela que de adolescente me pareció sólo una historia de amor.
Cuando Martín me preguntó si prefería el Zig-Zag o Centrofama (misma película, mismo horario) sin dudarlo dije que Centrofama para manifestarnos así contra los centros comerciales. Manifestarnos contra aquellos que intentan imponernos no poder ir al cine dando un agradable paseo.
Centrofama: Cine en el centro de Murcia que ha visto reducidas sus seis salas a dos, dicen que por culpa de internet y yo digo que por los precios y por la especulación. Una entrada reducida 4,30€.
Todo pintaba bien, charla superficial con unas filólogas en ciernes que, totalmente pipiolicas, iban a ver la película sin haber leído el libro.
Apagaron las luces. Comenzó la película. Como mucho había diez personas en la sala (las suficientes para que me molestasen sus ruidos y crujir de palomitas). Totalmente introducida en la película, los pelos de punta cuando Shakira gime diciendo eso de "Cada día pienso en ti", en una tórrida imagen de Florentino Ariza de pronto, la pantalla enrojece. No sabía con certeza sin por la pasión, la lujuria o la vergüenza. El color se hizo más intenso por el centro y empezó a desaparecer la cinta. Quedaban las esquinas grises. ¡¡¡¡¡La película se había quemado!!!!!Después de unos minutos de incertidumbre sin saber si nos pondrían la descargada del emule, volvió la película, unos fotogramas después del ardiente.
Para que no nos olvidásemos de lo vivido nos dejaron un trozo de ceniza en el proyector durante el resto de la película.
Nadie dio una explicación, una disculpa o una entrada para que así vuelva al cine otro día. Es más, cuando intenté reclamar al salir la taquilla estaba cerrada y el acomodador, avergonzado me dijo que volviese al día siguiente.

Ahora me queda la duda, ¿tenían copia de seguridad? ¿pagaron el canon o las cintas no tienen? ¿qué pasa con las proyecciones posteriores? ¿le habrán censurado la escena amorosa?

Por lo demás bien pero la próxima vez la veré en mi casa, en pijama, sin gente que me moleste, sin pagar entrada, al volumen que me plazca.
Al menos ya se me ha pasado ese deseo de alquilar una bola destructora de edificios y empezar a derribar el cine para que la construcción de pisos sea más rápida.

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