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sábado, marzo 07, 2009

Aprendiendo de las palabras de Perona

En el último e-mail que me escribió Pepe, o al menos en el último que conservo, me decía: "Nunca te fíes de los / las periodistos / tas".
Llevo unos días intentando morderme la lengua (aunque me salga veneno) pero como bien sabéis, ese no es mi fuerte. Desconozco al periodista, desconozco también si tenía alguna relación con Pepe. A la vista del titular:

Pérez-Reverte: «La desaparición de Pepe deja un agujero enorme en nuestra vida»

y a la vista de la errata presente ya en la 3ª palabra del artículo, me surgen dudas (las prisas por publicar). Me desdoblo y me meto en la cabecica del periodista: "A muerto Pepe Perona, a ver si consigo entrevistar a Pérez-Reverte". El titular da más protagonismo a Arturo que a la muerte de Pepe, ¿por qué sólo Pepe, sin apellido? ¿Por qué empieza con "Pérez-Reverte? ¡Ay! ¡Qué pueblerinos somos! Ese día había en el mismo periódico escritos de José María Pozuelo y de José Belmonte a raíz del fallecimiento de Perona, si Arturo hubiese querido también habría publicado. No se le pregunta ni a la viuda, ni al hijo, el periodista va corriendo al amigo más famoso.
Menos mal que este tipo de heridas no se ven porque si no... si no... imagino una foto en portada, el periodista retorciendo un dedo dentro de la herida de Arturo y de la otra mano, el pulgar alzado en gesto triunfal y un titular: "Un periodista de La Verdad metiendo el dedo en la yaga de Pérez-Reverte". Por mi particular forma de ver estas cosas, yo no fui al entierro, eso lo dejo para los íntimos pero intento no imaginar si el fotógrafo estaría nervioso, mirando únicamente a través de su objetivo, buscando un cruce de miradas entre D. Arturo y Saturnino Apolo. En fin...
En estos días recuerdo la última vez que hablé con el Maestro, hablamos de Azcona, de la reforma de planes y no olvido cómo se reía al contarme que algunos querían "enseñar" "murciano". Bromeaba sobre la literatura que pondrían y me hizo reír a carcajadas cuando decía que si ponían murciano también deberían dar esas clases en zaragüelles. (Sabiendo quienes serían los encargados de esa materia y poder visualizarlos es divertidísimo)
Y como siempre, también hablamos de París, de ese Luxemburgo cubierto de hojas en otoño.

A veces Pepe se equivocaba, en ese último e-mail -que he comentado antes- terminaba diciéndome: "Todavía soy joven para aprender"

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