Publicidad

viernes, enero 25, 2008

El precio del pollo

Doce años de investigación y numerosos experimentos han sido necesarios
para culminar con éxito la elaboración de un atlas cerebral del pollo en el que,
por primera vez, aparecen identificadas las estructuras por su origen
segmentario y dorsoventral.

Sí señores, la vida inteligente se paga. Es el momento de criticar a "los de ciencias". Yo antes no concebía por qué había becas de investigación absurdas tipo: los cuentos del siglo nosecuantos publicado en etiquetas de Cola-Cao y recogido más tarde de los contenedores de las pescaderías. Eso sí, inéditos. Después vi que para las carreras de Formula1 hay muchísimas personas investigando, para el rozamiento del balón de fútbol con la bota otras cuantas, los trajes de natación repelentes de agua con el que se puede aligerar 0,00003 milésimas de segundo... y muchas chorradas más. Cuando me planteé todo eso vi que sí me parece bien que le den dinero a los de letras, que si los de ciencias no quieren cambiar el mundo: antes de un parado una beca de investigación. Y además, si los amigos becados pagan cañas, pues mejor que mejor.


¿Por qué sube el precio del pollo? ¿Por los cereales? ¿Porque cada vez la gente tiene menos huevos? ¿Por ser inteligente y necesitar indemnización por las explotaciones que sufre en las granjas? ¿Para qué sirve un atlas del cerebro del pollo? ¿Cuándo van a organizar excursiones? ¿Han sacado el dvd para el GPS? ¿A qué empollón se le ocurrió hacer esa investigación? Seguro que fue al primo del degenerado que ha seguido durante un año el habla del Neng y lo ha publicado en una revista filológica.

Habrá algún purista que me dirá que todo empezó con la igualdad de la mujer y ahora hasta hay que pagar más por el pollo. Se llegará a pagar canon a alguna asociación agrícola por cantar eso de "el pollo, el pollo con una pata, el pollo con la otra pata..."


Yo quiero un pollo inteligente, un pollo que cuando lo mire sepa lo que quiero, cómo lo quiero y cómo me gusta. Quiero un pollo que cuando lo saque del frigorífico, se despedace solo, sin tocar en ningún hueso, que se limpie, se aderece, se prepare la salsa y se meta en el horno. Cuando esté en su punto quiero que un quiquiriquí suene avisándome de que está listo para servir.

Sigo dándole vueltas desde Navidad. Caballeros, háganle caso a nuestros políticos cuando recomiendan que por favor, nos coman más conejo.

domingo, enero 13, 2008

Yo creo en Pedrito

Sin llegar al punto de leer todos los papeles que me encuentro por los suelos, y sin leer tampoco todas las pintadas de las puertas de los servicios -aunque den para estudios lingüísticos-, sí leo las etiquetas de cerveza.

Supongo que me afectó el creer en los chicles con droga que repartían en la puerta del colegio aunque lo más parecido que probé fue un crespillo "de lo del Jorge" con ajo. Supongo que también me creí que si me despistaba en las discotecas algún degenerado vertería un frasco de alucinógeno en mi cubata. Supongo que me afectó el levantarme más de una mañana y creer que me habían dado garrafón. Supongo que me creí muchas cosas y por eso ahora me veo con una botella de cerveza en la mano, leyendo la etiqueta, mirando a todos lados antes de beber y cuando bebo, meto el dedo en boca y hago vacío (fácil de transportar y buen sistema antidrogas). Supongo que es por eso que yo creo en Pedrito.

Descubrí a Pedrito en un quinto de Estrella de Levante.
A mi Pedrito me recuerda a un elfo de los que utilizamos para felicitar las fiestas con un baile imposible. También puede evocar a un irlandés el día de San Patricio. Y la campaña, no sé si por estar en Murcia, si por la falta de ideas de los publicistas o si sacaron una beca de colaboración universitaria para hacerla, pero a mí me suena a plagio. "Escucha la llamada" es de Cacique. Y "Psssss!" ¡anda ya! ¡¡¡a ver quién es capaz de pronunciar eso en Murcia!!!
Como diría Carmen: Entre estrellas y estrellados.

domingo, enero 06, 2008

Para los que no han sido buenos

A los que somos terriblemente encantadores los Reyes nos traen cosicas, cosas que pedimos y cosas que nos sorprenden... pero a los que no les traen lo que piden intentan apañárselas con lo que tienen.
Un ejemplo es el de estos dos señores que me encontré en Murcia. Querían un ordenador portátil. No lo tuvieron y le pusieron ruedas al que ya tenían.
Ahora toca quitarle el precinto a las Barbies y empezar a ser buenos porque dentro de un año... ¡volverán los Reyes!