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domingo, marzo 15, 2009

Lenguaje publicitario

Leo:
Según han informado a Efe fuentes de la Fundéu BBVA ―copatrocinada por BBVA y la Agencia Efe y que trabaja con la Real Academia Española― el manifiesto, que se titula 'En defensa del uso correcto del español en la comunicación comercial y en la publicidad', compromete a la industria publicitaria a realizar un esfuerzo para mejorar el nivel lingüístico del sector.

Veo:Estaré atenta.
Quizá el compromiso ya esté presente, podría haber puesto: "de a 200 metroh kuadrao, piko egkina a doh cayeh"

domingo, noviembre 30, 2008

Acho, pijo, güevos

Ya tengo fama de... de tener que ponerle la puntillica a todo lo escrito (siempre he sido muy detallista). ¡Ojo! Son pocas las veces que reniego de lo hablado, siempre que no sea muy gordo, siempre que no sea un periodista de las noticias (que al fin y al cabo sólo está leyendo), siempre que no sea un político que representa a millones de personas, y siempre que no me pille de malas.
El otro día, mi prima Adela se acordó de mi para enviarme un cartel de un zarpitas (que no es lo mismo que un manitas) lorquino. Me reí, me reí porque con la ortografía no se puede cambiar el mundo, y a la gente no le suele importar destrozar su lengua, posiblemente el vínculo más atávico que le une a su familia. A la gente le da igual. Nadie ha pensado que el pobre albañil que no tiene estudios, que le ha comprado un ordenador a sus hijos y ha intentado buscar una forma de poder darle la ps3 para los reyes poniendo carteles lo haya hecho mal. ¿El de la fotocopiadora no pudo, al ver el cartel, echarle una mano? O tal vez sea sólo una cuestión de mercado (o marketing) como el que cuelga el cartel boca abajo.
Yo a un fontanero no le pido que me recite a Manolico (Machado, por supuesto) así como tampoco pido que se parezca a Súper Mario Bros, pero un cartel así me hace pensar si pone la misma atención apretando tuberías como debía prestar en el colegio. Porque a él, le gusta travajar

sábado, agosto 16, 2008

Perdona si te llamo amor

Perdona si te llamo amor es el título del último libro de Federico Moccia. Lo he leído en estos días porque quería leer algo ligerico por eso de que el calor no me deja pensar. La crítica, que no siempre tiene razón, decía que estaba bien, publicado por Planeta Internacional daba buena espina, tener la tercera edición y que me lo recomendasen, me animó a leerlo.
La historia no está mal, en ocasiones hasta engancha, sobre todo cuando no se sabe si el pederasta va a terminar tirándose a la niña. La primera página espanta cuando uno lee "Parece Paris Hilton" y "mete una rodaja de limón en cada Coronita". ¡Esto qué es? ¿Literatura o una transcripción de una tarde veraniega entre quinceañeras?
Como intento no quedarme sólo con la primera impresión me puse mi tope de las 50-60 páginas y aguanté, leí no sólo hasta el punto y final sino también los agradecimientos.
¿Qué pasa cuando lees a los grandes? Ya no sólo se diferencia entre literatura y literatura de masas, yo intento leer también algo de lo que se publica hoy, de lo que le gusta a la gente, porque soy consciente de que no viviré 200 años para saber cual de los actuales será considerado clásico. Acostumbrada a Cervantes, a Dickens, a Wilkie Collins, soñando con Galdós, imaginando tomar el té con Oscar Wilde, meditando con Barthes, Chomsky, Pinker, Ángel López, releyendo la Poética de Aristóteles, idolatrando a Ana Baquero, pidiendo copas pensando en Bukowski... pues acostumbrada a eso, me indigno con mayor facilidad.
Diré que la culpa no sé si es del propio autor, de la editorial Planeta (+34 934928036), del corrector de estilo o de Cristina Serna (traductora).
Motivos que hacen levantar la vista, espantada, del libro:
Pág. 83 "te vendrá de una multa": no, de una multa no vienen las cosas, si aparcas mal te vendrá una multa.
Pág. 89 El MOTIVO que me ha hecho fijame más y decidirme por esta entrada. Os pongo la página porque es algo verdaderamente increíble.
Pág. 180 "somos todo oído": o se han disfrazado de oreja-oído o han confundido la loc. verbal "ser todo oídos", con ese.
Pág. 223 "¿Quiere tomar algo? No sé, una caña, un aperitivo, un poco de agua...": Parece que me estoy pasando de tiquismiquis pero para un italiano tomar un Martini, un vermut o un cóctel es un aperitivo; es decir, un falso amigo entre italiano-español. ¿Por qué sé que el autor se refería a una bebida y no a un pincho de tortilla? Porque 4 líneas más abajo dice "En realidad, me gustaría comer , tengo un hambre...". Voilà, si le hubiese ofrecido un aperitivo español habría pedido la ensaladilla, el pulpo y los calamares rebozados.
Pág. 249 "mostrdor": Abreviar una A no suele servir para salvar un árbol...
Pág. 293 "con loo colado que está por..." presionando más tiempo las teclas no se consiguen buenos resultados.
Pág. 435 "y algunas mechas naranja en el pelo" mal mal no suena pero por qué no concordar el adjetivo con su sustantivo, naranjas.
Pág. 464 "Antes que nada me gustaría decirle algo. Podrían resultarle de utilidad": ¿EL QUÉ? ¿Algún motivo convincente para que aparezca podrían en vez de podría? Si no ha cambiado la gramática, algo es singular. Ese algo es lo que quiere contarle y eso que quiere contarle es el algo que podría resultarle de utilidad, ¿no?
Pág. 549 "Se montan en las Space Mountain". El inglés no es mi fuerte pero me compré la camiseta de esa atracción ("I survived, did you?) y el artículo debería ir en singular, la montaña espacial. Si queda alguna duda el párrafo continúa "Una montaña rusa a velocidad supersónica..." si es una por qué "LAS".
Pág. 648 "-Sí, pero no es nada. Sólo dice que se va a entreno": A lo mejor el muchacho quería decir que se va a entrenar...

¿Demasiado estricta? Hay bastantes fallos más, si queremos que se valore a los filólogos MANIFESTÉMONOS. Una publicación de una editorial como Planeta, un traductor que ha conseguido que aparezca su nombre en la primera página del libro, y pagar algo más de veinte euros me da licencia para quejarme de los errores que no son tan difíciles de evitar.
Y como cada vez me fío menos de lo demasiado comercial, leía el libro en alerta, ¿por qué se titulará Perdona si te llamo amor? La verdad es que la frase tiene tirón, seguro que fue un comercial o estudioso de marketing -me apuesto hasta la segunda falange de mi meñique de la mano derecha- quien decidió modificar una réplica de la protagonista: "Lo has oído bien. Perdona, pero te llamo amor". Claro, los títulos con comas se venden peor.

No todo iba a ser malo, la protagonista cumple años el 18 de mayo, ¡como yo!

domingo, agosto 03, 2008

Manual de estilo del País

Entre periodistas, filólogos, correctores de estilo, traductores y escritores el Manual de Estilo del País ha sido una referencia durante años. Un útil manual de dudas que servía para masajearle el ego a Alex Grijelmo y para darle fama del diario mejor escrito a El País.
Encontrar una falta de ortografía en la sección local de un diario regional asombra pero no provoca pesadillas. ¿Qué ocurre cuando la falta de ortografía aparece en un diario de tirada nacional (no sé si se puede usar esa palabra refiriendose a España en ese periódico) y para más inri en la sección de cultura?
¡Que a gusto se quedaría Rosana Torres el 17 de Julio de 2008! ¿Cómo se puede confundir el verbo haber con el adverbio de lugar ahí teniendo más de 9 años?. ¡Ay, ay, ay, lo que hay que ver!
El titular decía "Hamlet ilumina a Juan Diego Botto", y quién ilumina a la presunta periodista, a su corrector de pruebas y a su director de sección.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Hamlet/ilumina/Juan/Diego/Botto/elpepucul/20080717elpepucul_1/Tes

domingo, junio 08, 2008

Fábula del periodista y la rata

Cuentan que hace mucho tiempo había un periodista buscando en los bajos fondos de la ciudad material para su periódico. Estaba tirado en el suelo, recogiendo servilletas por si alguien había escrito algo, de pronto vio una rata.

- Bonita rata, rata bonita, miz, miz ¿me acompañarías mañana a la oficina para que te entreviste?

- ¿Hay queso? - preguntó con descaro.

- No, pero te puedo dejar oler mis pies.

- De acuerdo, a qué hora tengo que estar allí.

- Verás, si no tienes nada que hacer ahora me gustaría charlar contigo para preparar la entrevista.

- A ver, tío, que sólo soy una rata.

- Sí y yo sólo un periodista ratero que publica en un diario regional de una comunidad uniprovincial que debe escribir algo.

Estuvieron toda la noche en un portal, sentadicos. El periodista tuvo la feliz idea de inventarse que esa rata pueblerina había habitado en Hamelin. No fue fácil convencer a la rata para que contase al día siguiente su historia (los cuentos de las ratas no son los mismos que los de los humanos), nunca había oído nada del supuesto flautista.

Llegada la mañana siguiente, de camino a la redacción del periódico (del que no voy a decir el nombre) se asearon un poco en una fuente de latón que les pillaba de paso.

Todo iba bien, el periodista en la mesa y la rata haciéndose colega del ratón Logitech que había por ahí encima. Fue a este ratón a quien la rata le juró, mirándole de soslayo que juraba decir La Verdad, toda La Verdad, y nada más que La verdad. El ratón no le hizo ni caso, estaba a su bola.

El punto álgido de la historia comienza cuando una periodista hizo su entrada en la oficina. Todos conocéis cómo debe reaccionar una mujer ante una rata, así que no entraré en detalles.

El reportaje nunca llegó a su fin pero mientras la rata intentaba huir y esquivar los golpes se le quedó una pata atascada entre dos letras del teclado. La lucha por liberarse y por intentar evitar que el bolso de la periodista le lastimase le hacía apoyarse sobre otras teclas en su intento desesperado de huída. Recibió sólo un par de golpes, consiguió escabullirse finalmente gracias al impulso que tomó en el último salto desde la tecla intro, que hacía de trampolín.

Es por eso que la presencia de la rata quedó registrada, publicó la noticia con algo que obviamente, una rata sin educación luchando por su vida desconocía: la ortografía.

La excusa del periodista fue que había sido la rata. ¿Qué pasa en Murcia? El afan de los murcianos por el ahorro lingüístico llegó a crear una nueva palabra: ES LA RATA > ELARRATA (la s intervocálica cae) > EAHRRATA > ERRATA.

Cuando alguien no sabe escribir le echa la culpa a la rata.


Yo creo en la RAE, en los correctores de estilo, en los correctores ortográficos, en los FILÓLOGOS y en este caso hasta en el corrector del Word, ¡qué ya es decir! Pero siempre, siempre, siempre desconfío de un peridista.

Observad la joya que me he encontrado hoy en el diario La Verdad -de Murcia, of course-. Aunque me indigne, me invente fábulas o cuentos (¡no nombréis a la bicha!), nadie me compensará por el daño a mi educación, ni me devolverá el dinero que he tirado esta mañana. Porque eso, señores, no sirve ni para liar pescado.